Isaías 6:8; Mateo 6:33; 19:29-30; Lucas 2:49
Este sermón comienza con una pregunta de Dios ¿ A quien enviaré, y quien irá por nosotros? Al escuchar esta pregunta, uno no puede mas que entender que Dios tiene una urgencia en su voz, porque él estaba buscando a alguien que fuera a llevar su mensaje. Un mensajero que fuera fiel, y que lo diera exactamente como él se lo daba.
“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿ A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí envíame a mí” (Isaías 6:8)
Este texto en la Biblia es conocido como el llamamiento de Isaías, llamado a ser mensajero de Dios.
Yo creo que en estos tiempos, la iglesia esta desenchufada a lo que esta sucediendo alrededor de ella. Las almas se están perdiendo, y no hay muchos que sientan el dolor que esto le causa a Dios.
EL DOLOR QUE TIENE DIOS EN SU CORAZÓN
* a) Porque las almas se están perdiendo
* b) Porque no tiene a quien enviar
* c) Porque su iglesia esta distraída, con las cosas de este mundo
Hoy en día, se están levantando muchos ministerios de alabanza por todas partes del mundo; Pero lo que más se necesita hoy en día en el pueblo de Dios son misioneros que vayan y lleven el evangelio de salvación a todo el mundo. (Romanos 10:14-16)
¿Porque es que muchos no sienten el dolor que siente Dios? Será Porque estamos ocupados en nuestras cosas, en lugar de estar ocupados en las cosas del Señor.
Jesús dijo:
“Entonces él les dijo: ¿Porque me buscabais? ¿ No sabíais que en los negocios de mi padre me es necesario estar” (Lucas 2:49)
Por esta razón creo yo, que Jesucristo nunca se desvió, porque siempre se mantenía ocupado en los negocios de su padre.
Y hoy en día, esto es al revez, nosotros nos desviamos por no estar en los negocios de nuestro padre.
El verdadero cristiano tiene placer en adorar a Dios, en cantar himnos de alabanza al Señor, en leer y estudiar la Biblia, fuente de sabiduría para una vida llena de bendiciones y victorias.
Bueno es estar en la casa del Padre, encontrar a los hermanos y compartir con
momentos de alegría y regocijo de la semana. Bueno es participar de las programaciones, de los coros, de la distribución de folletos, del estudio bíblico que nos edifica y fortalece el espíritu. Bueno es poder decir al Señor que lo amamos, que su compañía nos llena de júbilo, que Su gracia y unción nos hace brillar ya sea delante de ambientes tenebrosos.
Como cristiano tengo que comprender que soy la iglesia , que mi testimonio hará la diferencia, que el mundo depende de mi y mi dedicación.
Yo me importo con la obra de Dios. Sé que ella depende de mi fidelidad ¿Y usted?
¿Critica todo cuanto ve de malo o hace su parte para que todo vaya bien?
No espere el todo de los otros. Diga a Dios: “Heme aquí.”
"BENDICIONES"
Ceneidy González
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